GRANADA Y MALAGA, MAYO 2005
Hace ya algunas semanas que no actualizo la sección de viajes, así que hoy que tengo algo de tiempo, aprovecharé para hablaros de la escapada que hicimos Chipi y yo a la bella Andalucía, más concretamente a Granada y Málaga, en Mayo del año pasado, aprovechando unas vacaciones que pillé en el curro a los pocos meses de entrar a trabajar.
Una de las anécdotas del viaje fue el medio de transporte que tuvimos que utilizar para desplazarnos. Mi coche, evidentemente, no está ya para muchos trotes, y mi padre se negaba a quedarse sin el suyo durante tanto tiempo, así que la única opción que me quedaba era ponerle el palito a mi tío para ver si él solo se subía y me dejaba su coche. El tampoco podía porque lo necesitaba para ir a trabajar, sin embargo, si que pude coger el de mi tía, un seat Ibiza amarillo chillón, que nos hizo ser el centro de todas las miradas. Al menos teníamos aire acondicionado, y eso en Mayo en Andalucía se agradece bastante.
Empezamos llegando a Granada, con intención de visitar el casco antiguo y, por supuesto, la Alhambra, pero nos quedamos sin entradas y nos tuvimos que conformar con disfrutar del ambiente de la ciudad y de sus tascas “tapa incluida”. De nuevo, utilizamos hoteles de mi cadena y la estancia nos salía a precio peo, así que pudimos lo que nos ahorrábamos por ahí, nos lo gastábamos en cenas, comidas y cañas, la mejor forma de disfrutar Granada. La idea principal de nuestros viajes siempre es pasear por la ciudad y admirar sus calles, gentes, monumentos, edificios, plazas, etc. y así lo hicimos también esta vez. El Ayuntamiento era una obra maestra, y toda la subida por la parte antigua también. Caminamos hasta dar con la Alhambra, y empezamos a subir por las calles adoquinadas que estaban al otro lado del río. Llegamos una plaza en alto desde la que se obtenía una vista fantástica del monumento. No se si lo sabéis, pero la Alhambra está nominada entre las 50 candidatas para convertirse en las nuevas 7 maravillas del mundo moderno, junto con la Torre Eiffel, el Big Ben, la Estatua de la Libertad, el Taj Mahal, etc. Bueno, era solo una curiosidad.
En esta placita que os digo, había un ambiente hippie bastante cool, que se dice ahora, con el típico tío jugando con el diavolo de marras, la chica con sus rastas vendiendo pulseras y collares caseros, y por supuesto, no faltaba el porrito en las manos de todos ellos. Todo es bastante bohemio en esta ciudad. De hecho, me sorprendió bastante que este es la sensación predominante en Granada, mucho más que lo típico andaluz, aunque eso sí, ellos no pierden su gracia. Descansamos en aquella plaza un rato antes de iniciar el descenso por las típicas calles llenas de casas blancas con terrazas llenas de macetas. La verdad es que era un paseo bastante agradable, y aprovechamos para tomar algunas fotos por la zona. Mención especial para los cachondos semáforos que hay en Granada, con un monigote moviéndose con un ritmillo que cada vez que lo veíamos, nos partíamos el culo.
Paramos a cenar en una terracita junto al Ayuntamiento, y ahí aprovechamos para ir preparando el itinerario del día siguiente, que pasaríamos en Málaga, y de cosas que no nos queríamos perder una vez allí. Al final se nos hizo de noche para volver, y tuvimos que parar un taxi ya en la zona sur de la ciudad. Al día siguiente, pusimos rumbo, como digo, a Málaga, y eso si, nos costó un huevo encontrar el hotel, porque está en cerca de un polígono industrial, en las afueras de la ciudad, y dimos más vueltas que un tonto (menos mal que solo pagaba 20 euros por noche…)
Aprovechamos nuestro primer día en Málaga para visitar el centro de la ciudad, sus calles, puerto, plazas, museos, etc. Estuvimos en uno muy interesante de Picasso y luego fuimos a visitar las calles del Ayuntamiento y la Alcazaba (esto último lo dejaríamos para el final, antes del viaje de vuelta). La verdad es que tenemos que decir que Málaga nos encantó. Es una ciudad estupenda, mucho más moderna que la mayoría de por allí, y que, en conjunto, nos agradó mucho más que Granada, de la que esperábamos algo más. El segundo día cogimos el coche amarillo chillón y fuimos de ruta por los típicos pueblos malagueños: Nerja, Benalmádena, Marbella, Torremolinos, etc. Hicimos una parada en Puerto Banús, Marbella, para visitar el puerto deportivo, las mansiones de los famosos, y la zona de marcha, pasando, por supuesto, por delante de bares de gentuza de todos los colores: Dinio, Yola Berrocal, la viuda de Espartaco Santoni (o algo así), etc. La verdad es que impresiona ver una fila de coches aparcados, y que el más barato valga alrededor de 90.000 euros, pero así es la vida…
De vuelta para la capital, paramos en Benalmádena, y especialmente en un castillo que ahora mismo no recuerdo como se llamaba, pero dejo unas fotos para que os ubiquéis, muy coqueto y detallado, aunque todo el pueblo en general estaba muy bien. Otra vez de vuelta a Málaga, volvimos a perdernos para llegar al hotel, pero ya ni nos preocupaba… Tengo que contar una anécdota, y es que esa misma noche coincidía con el fin de semana en que el R.Madrid jugaba contra el Sevilla, y una hora después el Levante-Barça, en lo que podía suponer, en caso de empate, la consecución del título de Liga para mi equipo, así que Chipi y yo corrimos a resguardarnos en el primer mesón que vimos, pedimos la cena y nos dispusimos a disfrutar. Vimos la segunda parte ya en la habitación del hotel, y ya os podéis imaginar a un servidor saltando encima de la cama gritando con el gol de Eto’o y cantando el “Campeones, campeones”. Casi nos echan del hotel.
El tercer y último día en Málaga lo empleamos en visitar el casco antiguo, con la fortaleza de la Alcazaba como estandarte, una construcción magnífica, de la época arábica, que no tenía nada que envidiarle a la Alhambra (bueno, igual si, pero como yo no la vi…). Estaba todo lleno de jardines interiores, riachuelos, fuentes, estatuas,… pequeños detalles que lo convertían en un sitio casi onírico. De hecho, coincidimos con una pareja que acababa de casarse y estaba echándose allí sus fotos de boda, y la verdad es que era una estampa increíble. Estuvimos un buen rato allí dentro, casi hasta que se nos hizo la hora de volver, así que buscamos algún sitio rápido para cenar e irnos a descansar, que al día siguiente nos esperaban 5 horas de coche de vuelta a Murcia.
En resumen, tengo que decir que Andalucía es una región increíble, muy distinta de otras ciudades que habíamos visitado antes, y es verdad eso que dicen que esa tierra tienen un encanto especial, un algo que te hace desear volver, aunque eso sí, lo haremos en una época en la que no haga tanto calor…
Un saludo a todos.
eRLuiH
Una de las anécdotas del viaje fue el medio de transporte que tuvimos que utilizar para desplazarnos. Mi coche, evidentemente, no está ya para muchos trotes, y mi padre se negaba a quedarse sin el suyo durante tanto tiempo, así que la única opción que me quedaba era ponerle el palito a mi tío para ver si él solo se subía y me dejaba su coche. El tampoco podía porque lo necesitaba para ir a trabajar, sin embargo, si que pude coger el de mi tía, un seat Ibiza amarillo chillón, que nos hizo ser el centro de todas las miradas. Al menos teníamos aire acondicionado, y eso en Mayo en Andalucía se agradece bastante.
Empezamos llegando a Granada, con intención de visitar el casco antiguo y, por supuesto, la Alhambra, pero nos quedamos sin entradas y nos tuvimos que conformar con disfrutar del ambiente de la ciudad y de sus tascas “tapa incluida”. De nuevo, utilizamos hoteles de mi cadena y la estancia nos salía a precio peo, así que pudimos lo que nos ahorrábamos por ahí, nos lo gastábamos en cenas, comidas y cañas, la mejor forma de disfrutar Granada. La idea principal de nuestros viajes siempre es pasear por la ciudad y admirar sus calles, gentes, monumentos, edificios, plazas, etc. y así lo hicimos también esta vez. El Ayuntamiento era una obra maestra, y toda la subida por la parte antigua también. Caminamos hasta dar con la Alhambra, y empezamos a subir por las calles adoquinadas que estaban al otro lado del río. Llegamos una plaza en alto desde la que se obtenía una vista fantástica del monumento. No se si lo sabéis, pero la Alhambra está nominada entre las 50 candidatas para convertirse en las nuevas 7 maravillas del mundo moderno, junto con la Torre Eiffel, el Big Ben, la Estatua de la Libertad, el Taj Mahal, etc. Bueno, era solo una curiosidad.
En esta placita que os digo, había un ambiente hippie bastante cool, que se dice ahora, con el típico tío jugando con el diavolo de marras, la chica con sus rastas vendiendo pulseras y collares caseros, y por supuesto, no faltaba el porrito en las manos de todos ellos. Todo es bastante bohemio en esta ciudad. De hecho, me sorprendió bastante que este es la sensación predominante en Granada, mucho más que lo típico andaluz, aunque eso sí, ellos no pierden su gracia. Descansamos en aquella plaza un rato antes de iniciar el descenso por las típicas calles llenas de casas blancas con terrazas llenas de macetas. La verdad es que era un paseo bastante agradable, y aprovechamos para tomar algunas fotos por la zona. Mención especial para los cachondos semáforos que hay en Granada, con un monigote moviéndose con un ritmillo que cada vez que lo veíamos, nos partíamos el culo.
Paramos a cenar en una terracita junto al Ayuntamiento, y ahí aprovechamos para ir preparando el itinerario del día siguiente, que pasaríamos en Málaga, y de cosas que no nos queríamos perder una vez allí. Al final se nos hizo de noche para volver, y tuvimos que parar un taxi ya en la zona sur de la ciudad. Al día siguiente, pusimos rumbo, como digo, a Málaga, y eso si, nos costó un huevo encontrar el hotel, porque está en cerca de un polígono industrial, en las afueras de la ciudad, y dimos más vueltas que un tonto (menos mal que solo pagaba 20 euros por noche…)
Aprovechamos nuestro primer día en Málaga para visitar el centro de la ciudad, sus calles, puerto, plazas, museos, etc. Estuvimos en uno muy interesante de Picasso y luego fuimos a visitar las calles del Ayuntamiento y la Alcazaba (esto último lo dejaríamos para el final, antes del viaje de vuelta). La verdad es que tenemos que decir que Málaga nos encantó. Es una ciudad estupenda, mucho más moderna que la mayoría de por allí, y que, en conjunto, nos agradó mucho más que Granada, de la que esperábamos algo más. El segundo día cogimos el coche amarillo chillón y fuimos de ruta por los típicos pueblos malagueños: Nerja, Benalmádena, Marbella, Torremolinos, etc. Hicimos una parada en Puerto Banús, Marbella, para visitar el puerto deportivo, las mansiones de los famosos, y la zona de marcha, pasando, por supuesto, por delante de bares de gentuza de todos los colores: Dinio, Yola Berrocal, la viuda de Espartaco Santoni (o algo así), etc. La verdad es que impresiona ver una fila de coches aparcados, y que el más barato valga alrededor de 90.000 euros, pero así es la vida…
De vuelta para la capital, paramos en Benalmádena, y especialmente en un castillo que ahora mismo no recuerdo como se llamaba, pero dejo unas fotos para que os ubiquéis, muy coqueto y detallado, aunque todo el pueblo en general estaba muy bien. Otra vez de vuelta a Málaga, volvimos a perdernos para llegar al hotel, pero ya ni nos preocupaba… Tengo que contar una anécdota, y es que esa misma noche coincidía con el fin de semana en que el R.Madrid jugaba contra el Sevilla, y una hora después el Levante-Barça, en lo que podía suponer, en caso de empate, la consecución del título de Liga para mi equipo, así que Chipi y yo corrimos a resguardarnos en el primer mesón que vimos, pedimos la cena y nos dispusimos a disfrutar. Vimos la segunda parte ya en la habitación del hotel, y ya os podéis imaginar a un servidor saltando encima de la cama gritando con el gol de Eto’o y cantando el “Campeones, campeones”. Casi nos echan del hotel.
El tercer y último día en Málaga lo empleamos en visitar el casco antiguo, con la fortaleza de la Alcazaba como estandarte, una construcción magnífica, de la época arábica, que no tenía nada que envidiarle a la Alhambra (bueno, igual si, pero como yo no la vi…). Estaba todo lleno de jardines interiores, riachuelos, fuentes, estatuas,… pequeños detalles que lo convertían en un sitio casi onírico. De hecho, coincidimos con una pareja que acababa de casarse y estaba echándose allí sus fotos de boda, y la verdad es que era una estampa increíble. Estuvimos un buen rato allí dentro, casi hasta que se nos hizo la hora de volver, así que buscamos algún sitio rápido para cenar e irnos a descansar, que al día siguiente nos esperaban 5 horas de coche de vuelta a Murcia.
En resumen, tengo que decir que Andalucía es una región increíble, muy distinta de otras ciudades que habíamos visitado antes, y es verdad eso que dicen que esa tierra tienen un encanto especial, un algo que te hace desear volver, aunque eso sí, lo haremos en una época en la que no haga tanto calor…
Un saludo a todos.
eRLuiH
3 comentarios:
jejes, un poco escondiillo si k esta, pero tampoco e pa tanto..jejess
muy bonito el blog
felicidades
ibis malaga ;D
Gracias compañera, ahora como me he independizado no tengo mucho tiempo para seguir actualizando el blog, pero haré lo que pueda ;)
Y enhorabuena por la ciudad tan bonita que teneis!
Soy de Málaga y la verdad es que amo mi ciudad, es maravillosa, excepto quizás por el exceso de tráfico en sus calles..., por si alguna vez vuelves puedes mirar más información sobre sus pueblos aquí: pueblos de malaga Saludos!!
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