MIS VIAJES: LIVERPOOL

Hacía tiempo que no hablaba de alguno de mis viajes, así que voy a retomarlo con uno que me hizo especial ilusión: Liverpool.

Visité Liverpool en Abril de 2004, recién terminada la carrera, y con muchas ganas de ir, pues iba a visitar a Chipi, que estaba de Erasmus allí desde un par de meses antes. Cogimos un avión directo desde Alicante al John Lennon, con easyjet, y recuerdo que era cuando esta compañía de "bajo coste", aún era tal, por lo que haciendo malabarismos con las fechas y demás, conseguimos un vuelo por 80 euros ida y vuelta.

Al llegar (fui con otros dos amigos), lo primero que nos sorprendió fue que el aeropuerto de la 4ª ciudad más importante de todo Inglaterra (creo que es la 4ª, tras Londres, Manchester y Birmingham) fuera tan minúsculo, sobre todo cuando tomaba prestado el nombre de uno de los músicos más venerados de toda la historia de la música (si es justo o no, lo dejo para otra opinión). Apenas habían unas 10 mesas de facturación, y la zona de entrada de pasajeros de la UE era extrañamente pequeña, y sufrimos alguna que otra aglomeración, sobre todo porque nos juntamos con varios vuelos a la llegada.

Cogimos un taxi (¡mi primer taxi inglés!), el típico de color negro con los asientos colocados unos enfrente de otros (muy curioso) y por unas 10 libras nos llevó a la zona de Kensignton, donde vivía mi novia, a unos 20 minutos del centro. Era el típico barrio inglés, con casas unifamiliares, rodeadas de un pequeño jardincito, con niños pelirrojos corriendo y jugando al fútbol con la camiseta de Beckham. Más "british", imposible. Decidimos salir a visitar la ciudad, y puedo sacar la siguiente conclusión de aquello: a Liverpool la promocionan los símbolos equivocados. Y me explico. Lo más famoso de esta ciudad, es su vínculo natural con los Beatles: the Cavern, el Yellow Submarine, etc. Y sin embargo, estos son los atractivos menos atractivos de la ciudad de los Two Birds, pues cuenta con lugares ALUCINANTES, de los que yo ni siquiera había oído hablar: la catedral anglicana (mastodóntica), el Radio City (la torre elevada), Queen Square Center, el Empire Theatre, el impresionante museo de historia natural, los interminables jardines,… y podría seguir. Aunque os aviso: lo más importante, lo más característico de Liverpool, y por lo que es conocido en todo el Reino Unido, no tiene nada que ver con sus monumentos o sus ídolos sino con su idioma: el famoso "Scouse". Es imposible que un liverpuliano pase inadvertido entre un grupo de ingleses. Su pronunciación es tan rebuscada, tan dejada, que solo acertamos a pillar algunas palabras sueltas, y así ir construyendo las frases. Ejemplo: en el super: wannabah? Tah! = Do you want a bag? Thanks! Flipad. Os aseguro que no exajero. Queda claro que Liverpool no es el mejor sitio de inglaterra para ir a estudiar inglés. ¡Es como venir a Murcia a estudiar castellano!

Bueno, como iba diciendo, durante varios días de visita, pudimos ver sitios alucinantes. No faltó la brillante idea de los dos tíos que íbamos, de visitar la tienda oficial de Anfield Road, el mítico equipo de la ciudad, cuando aún no estaba plagado de españoles. Cómo ya he dicho antes, nos quedamos de piedra, ante la colosal talla de la catedral anglicana, justo al lado de la universidad de John Moore. Os aseguro que es la más grande que he visto en mi vida, y además, de un estilo medieval que casi recuerda a la narrada por Ken Follet en su aclamada "Los Pilares de la Tierra".

Por supuesto, a pesar de no ser santo excesivo de nuestra devoción, nos echamos la típica foto con John Lennon frente a la puerta de The Cavern (que como ya sabéis no es el pub original, sino que fue trasladado del primero por miedo a que se derrumbara). También nos fuimos a Albert Dock a pasar un frío de muerte y a ver el museo de los Beatles (al que no entramos por costar 12 pounds por cabeza…) aunque si que posamos sonrientes ante un decepcionante submarino amarillo. Os aseguro que ha sido, junto con el Big Ben, una de las mayores decepciones que me he llevado en toda mi vida. Se me cayó el mito en un segundo. También vimos el famoso edificio de los Two Birds, capitaneando la zona de negocios de la ciudad.

Una de las cosas buenas de Liverpool, es que desde Lime Station, la estación de tren y autobuses que está en Queen Square Center, hay unas conexiones buenísimas para ir a otras ciudades inglesas. Nosotros optamos por una excursión de un día a Manchester y a Chester (una maravillosa miniciudad casi al lado de Gales, que parece anclada en el siglo 17, en el buen sentido de la palabra). Gracias a las numerosas ofertas y descuentos que hacen a los jóvenes, fuimos a Manchester por solo 5 libras ida y vuelta, y 4 nos costó visitar el lugar de nacimiento de Michael Owen, pues era no se qué día especial, y nos regalaban el billete de vuelta. Un gustazo, señores.

Después de 10 días allí, disfrutando cada momento al 100%, decidimos comprobar si la noche inglesa hacía honor a su nombre, y visitamos uno de los pubs de moda de las islas, el Barracuda Bar, uno de los sitios más cool y con más difusión en Internet. De hecho, aún estamos en las fotos que colgaron en la página web que tienen, en la que salimos saboreando las maravillosas pintas de cerveza (ese invento divino…) de nuestra nueva marca favorita: Stella Artois, una cerveza suave belga que hizo que nos dejáramos prácticamente el resto del presupuesto. La única pega: que a las 2 te echan porque todo cierra supertemprano...

Poco después, con una gran cara de tristeza, tuvimos que coger de nuevo el avión con easyjet para regresar a nuestra Murcia natal, y ahora me alegro de haber vivido aquello, porque así os lo puedo contar a vosotros, y puede que entonces, logréis disfrutar tanto de esa estupenda ciudad, tanto como lo hice yo.

Un saludo a todos! ;)