Para empezar, y antes de que haya algún malentendido, no digo que no me haya gustado, digo que no ha sido lo mismo. La primera temporada era fresca, vibrante, adictiva. La vida de los ciudadanos del pequeño pueblo de Dillon, Texas, se movía única y exclusivamente por los éxitos de su equipo de football americano. Cada viernes había un partido y ese era el motivo central de toda la trama, y eso, precisamente, es lo que he echado de menos. Con la marcha del entrenador Taylor al equipo universitario de la TMU, al comienzo de temporada, se abría un nuevo camino para los Panthers, con nuevo entrenador y nuevos jugadores, pero con el halo de campeones estatales a su alrededor. Era una ocasión única para seguir aprovechando al máximo la emoción de los partidos, pero tengo la sensación de que se han quedado a mitad de camino.
Ya no hay partidos, solo tramas dramáticas, que indagan cada vez más en la tortuosa vida de los personajes. Y no digo que esto sea malo, pero creo que no han sabido compaginarlo con lo verdadera importante, que es el deporte en sí mismo. Por supuesto, todos queríamos saber más sobre Tim Riggins, o sobre Tyra, o incluso sobre Landry, pero no a costa de dejar de lado el football. Además, sinceramente creo que se les ha ido la olla con algunas de las tramas. Empecemos, por ejemplo, por la del propio Tim Riggins, que ha pasado de ser un joven rebelde y algo borrachín, a un pobre diablo totalmente desahuciado que le roba dinero de su propia casa a un traficante de droga que pesa 120 kilos. Está claro que le queda como anillo al dedo ese papel de lobo solitario, pero no creo que sea necesario exprimirlo de esa manera.
Por suerte, el aumento de cuota de pantalla para el bueno de Timmy nos ha servido para restárselo a uno de los personajes que peor me caen de toda la serie. Que digo, ¡de todo el mundo de las series!. Efectivamente, estoy hablando de Jason Street, el tetrapléjico más aburrido y por el que menos pena siento de la historia. Os juro que bostezo cada vez que aparece en pantalla. Ya lo dije en mi primer artículo sobre FNL, que no me gustaba el cariz que estaba tomando su historia, que desde el primer capítulo se vió claramente abocada al sentimentalismo y al uso descarado de su minusvalía para generar emociones en el espectador. A mi juicio, no lo han conseguido. Lo único que han hecho ha sido desperdiciar el que podría haber sido un buen personaje, convirtiéndolo en un pelele que no hace más que cansarnos con su filosofía Locke de vivir la vida, “don’t even tell me what I can’t do”. Y no, no es la típica historia de superación. Si queréis saber lo que es “superación”, todo el mundo a ver Rocky, ipso facto.
El colmo de toda su historia ya es cuando decide viajar a Mexico con Riggins para someterse a una operación con el dr. Nick Riviera en una de esas clínicas con cucarachas incluidas, que tanta confianza dan para una intervención de este calibre.
Y ya que hablamos de personajes cansinos, y por si aún quedaba alguna duda, el personaje de Lyla ha tocado fondo, y me da igual que se haya liado con Matt Czuchry (el gran Logan de las Chicas Gilmore), ella sigue igual de repelente y empalagosa que siempre, o incluso más. La gota que ha colmado el vaso ha sido su ingreso en la secta ultra-religiosa que le tiene comido el cerebro. Lo único bueno es que para Minka Nelly ha debido ser superfácil aprenderse los guiones, porque todos se resumen en unos cuantos “God loves you”, y poner morritos. Poco más. La pena de esto es que ha arrastrado al propio Riggins a su espiral de soserismo y lo tiene coladito al pobre.
Sin embargo, la trama más inverosímil de esta nueva temporada la encontramos en la historia del doble de Matt Damon, pero en feo, Landry (Jesse Plemons) y la escultural, fantástica, monumental y maravillosa Tyra, que incluso con el pelo corto está guapa. Inverosímil, decía, por dos cosas: primero, nadie se cree que una chica así se líe con un tío como Landry, por muy buena persona que sea. Seamos realistas, eso solo pasa en la tele. En la vida real Landry se habría tirado toda su vida adorándola en plan platónico, y mucho se tendrían que torcer las cosas para que no se convirtiera en su acosador particular. Y segundo, lo de la historia del asesinato me parece ya excesivo y, por qué no decirlo, innecesario. Al menos nos ha servido para poder ver en pantalla al padre de Landry, interpretado por Glenn Morshower, el venerado por todos Aaron Pierce, fiel guardaespaldas de todos los presidentes de los USA en 24, y amigo inquebrantable de Jack Bauer.
Y finalmente tenemos al elegido para el cliffhanger, si se puede llamar así, de final de temporada: Smash Williams, cuyo merecido puñetazo a un chico blanco le cuesta la revocación de su beca para la TMU, con lo que se ve obligado a aceptar la oferta de la universidad de Whitmore, que ni de lejos ofrece el mismo nivel deportivo que la anterior. Por cierto, si yo tuviera una madre como la suya le haría caso, porque si esa mujer suelta el brazo te deja peor que a Street.
Yo tengo el firme convencimiento de que la cosa no ha desarrollado muy bien por el tema de la huelga, y por el corte en el episodio 15, en lugar de los 22 ó 23 típicos de una temporada completa, pero esperamos que esto se resuelva en la tercera temporada, que como ya os dije, parece confirmarse, según leo en TV Addict, tras llegar la NBC a un acuerdo con DirecTV para compartir gastos y publicidad, y poder así prolongar la vida de los Panthers de Dillon, y poder seguir gritando cada viernes aquello de “Clear eyes, full heart, can’t lose!”.
10 comentarios:
La de cosas que se hacen por conseguir un poco más de audiencia... Yo también echo de menos el fútbol, pero la serie sigue siendo estupenda.
Esta serie es de las que solo leo buenas criticas pero por unas cosas o otras aun no le e dado una oportunidad.
Pero viendo que le encanta a todo el mundo, no creo que tarde en verla...Por eso Luih no he leido tu critica, cuando vea la serie ya podré hacerlo jejeje
vaya, probre Luih, que te emocionaste mucho y los guionista te la han pegado aunque sea un poquito. Suele pasar.
No pasa nada. Yo sigo creyendo en esta serie, y estoy seguro de que en la tercera temporada se enmendarán los errores cometidos en esta y se volverá a la esencia que la hizo grande.
Además, el varapalo no ha sido tan grande como por ejemplo el de prison break, que pasó de una primera temporada soberbia a una segunda desquiciantemente mala. Aquí aun tienen margen de maniobra
Yo la quiero echar un vistazo algún día, pero es que me da una peeeereeeeza... Además, no sé por qué me da la impresión de que no me va a gustar, aunque quizás me equivoque.
Por cierto, si yo tuviera una madre como la suya le haría caso, porque si esa mujer suelta el brazo te deja peor que a Street
jajaj
Comparar el descenso calitativo de FNL con Prison Break sería injusto. La segunda temporada de FNL ha sido mucho más que correcta, lo único que menos trepidante.
Y sin Lyla de cheerleader, nada es lo mismo... ¿De veras que no te encantó aquel episodio de la primera temporada que le hacían bullying pero que acababa apareciendo al final para participar en el torneo?
Aún me acuerdo de la musiquita de fondo, de ella haciendo figuritas para Street, allí aplaudiendo con esos cuernos ya perdonados...
Qué episodio. Qué cheerleader.
Nada crítico, no me convences, lo siento xDD. Me molestó mucho que un personaje tan aprovechable como ella se fuera al garete tan pronto. Gran parte de la culpa, como ya he dicho, la tuvo el soso de Street con todo el tema de su lesión, pero es que de verdad creo que su personaje ha tocado fondo con lo de la iglesia.
Macho, no me jodas. Ten cuidado con las imágenes que pones... que acabo de empezar a verla y ya me he comido el primer spoiler :(
Sorry :P Tienes razón, se me fue la mano. Pero tranquilo, es más que evidente durante toda la serie que al final va a pasar eso. Perdon otra vez
Descuida, no pasa nada... aunque bien es cierto que en 2 días me he visto los 13 primeros y todavía no hay ningún indicio de que esos dos se vayan a liar.. es más, creo que aún ni han compartido plano xD
Publicar un comentario