
Mi intención en esta entrada no es centrarme en el episodio final, pues debido a la precipitación con la que ocurrió la cancelación, es evidente que este season finale no es lo que los creadores de la serie habían soñado. Sin embargo, hay que reconocer que lo deja todo bastante bien atado: Lorelai termina con Luke, como era de esperar, y sigue su relación con sus padres a pesar de no tener a su hija de carabina, y Rory encuentra finalmente trabajo como periodista, su gran sueño (por cierto, muy bueno el detalle de Christiane Amanpour, que hace una aparición estelar en el último capítulo, tras ser mencionada en el piloto como uno de los ídolos de Rory). Al principio me resultó raro que su relación con Logan terminara tan repentinamente, pero bien pensado, era algo lógico y que iba acorde con la personalidad independiente y madura de Rory. Un detalle: aunque me ha gustado la graduación en Yale, nadie podrá negar que ha sido infinitamente inferior a la que se vivió cuando terminó en Chilton, donde fue oradora y donde a mí y a todos (no os hagáis los duros ahora) nos hizo llorar, con aquellas palabras cargadas de amor y agradecimiento a su madre y abuelos. Y tampoco ha sido como esperaba la “repetición” de la ceremonia en la plaza del pueblo, con todos los habitantes de Stars Hollow demostrando su cariño hacia la pequeña de las Gilmore. Me resultó un poco fría, faltó el toque divertido y alocado que caracteriza a este singular pueblo. Sin embargo, me encantó ese momento en el que ellas llegan bajo la lluvia, y la cámara hace un recorrido bajo la carpa mostrando las caras orgullosas de todos, antes de que empezara a sonar la música. Y la escena final… bueno, digamos que cuanto menos es la que se supone lógica: madre e hija tomando café en el bar de Luke, una imagen que vemos en cada capítulo, al final de la cabecera mientras el narrador dice el nombre del episodio. Ya digo, repentino y acelerado, pero dejando todo medianamente bien atado y con bastante cordura. Aunque tengo que reconocer que estuve en tensión durante los 40 minutos, pensando “¡No va a dar tiempo a todo!"
Como he dicho, mi intención no es centrarme en el final, sino en hacer un recorrido por toda la serie, esa serie que comenzaba con una madre treintañera, muy atractiva pero extremadamente loca, recomiéndose el cerebro para conseguir dinero para poder enviar a su hija a una prestigiosa escuela de pago, Chilton. Al final, tuvo que ceder ante la presión de sus padres, Richard y Emily, que aceptaron correr con los gastos de dicha escuela a cambio de una cena semanal cada viernes, en su lujosa mansión. Esa era la premisa que daba el pistoletazo de salida a una serie que comencé a ver con cierto escepticismo. Mi primera incursión en el universo Gilmore fue una tarde tirado en el sofá, hace ya algunos años, haciendo zapping y dejando por error La 2. En ese momento, Lorelai soltaba una parrafada de las suyas ante una niña que se le parecía y le seguía la corriente:
Lorelai: Una de las dos tiene que poner la lavadora esta noche
Rory: ¿Por qué?
L: Porque me quedé sin ropa interior hace tres días
Y después de esta llegó otra. Y luego otra, y otra, y otra. Al cabo de 20 minutos, estas disparatadas conversaciones me tenían totalmente absorto. Y eso es lo que me pasa con las Chicas Gilmore: que me quedo absorto. Quiero decir, que cuando estoy viendo otra cosa, por ejemplo Lost, mi serie favorita, en todo momento soy consciente de que estoy ante un programa de televisión, estoy disfrutando con ello, pero no es real. Sé que no es real. Pero con GG es diferente. Con ellas simplemente me zambullo en su mundo, hago mías sus vivencias, sus sufrimientos, sus problemas y sus conversaciones. Cuando termino de verlas, pasan unos minutos hasta que vuelvo a la realidad, y durante ese tiempo, realmente estoy preocupado de si Rory conseguirá entrar en Harvard, o de si Lorelai podrá algún día abrir su tan soñado hotel rural. ¿De verdad soy el único que ha querido buscar una casa en Stars Hollow y vivir allí para siempre? ¿Soy el único que ha soñado en levantarse cada mañana y desayunar en el bar de Luke tortitas o huevos con bacon? Estoy seguro que no, y así es como se siente un verdadero amante de las Gilmore.
Siempre he considerado GG como la serie que seleccionaba a los actores antes de escribir los personajes, porque r

“Luke, en la calle están diciendo que quieres vender tu barco”
“Yo te llamé, Kirk”
“Si, pero estaba en la calle cuando me llamaste”
O Paris, ¿qué me decís de Paris y su inagotable búsqueda de la perfección académica? Sus frases también han pasado a la historia: “Es tu primera entrevista importante. Podría entrarte pánico. Solo te digo que no te entre pánico si te entra”. La mejor Paris de tantas que se oyen hoy en día es, sin duda, la que se apellida Geller. Y así cientos de ejemplos que podrían servir para llenar páginas y páginas de este blog, pero que guardaré para mí porque cada uno tiene sus preferidos, y sería de mal gusto imponer los míos.
Esta serie nos ha dejado mil imágenes para el recuerdo. Me vienen a la memoria Lane, tumbada en su cama enferma, siendo empujada a través de la calle para llegar a donde tenían preparada su fiesta. O ese trovador con gafas de pasta, armónica atada al cuello y guitarra en ristre cantando por las calles del pueblo. ¿Y qué pasa con las innumerables fiestas locales que se celebran? Maratón de baile, fiesta del ovillo, fiesta del laberinto de eno, semana medieval, la noche de los años 60… Una de las cosas que me encanta, es como saben ocultar cuál es el camino correcto a tomar. Y me explico. Con los novios de Rory, por ejemplo, no había un claro ganador. Cuando conocimos a Dean, era perfecto para ella. Cuando apareció Jess en escena, ese James Dean contemporáneo, que a pesar de tener la peor fama, pudo batirse en popularidad con el primero, y no había un ganador claro (aunque vosotras tendréis vuestro favorito, lo entiendo). Y luego cuando llegó Logan, no era más que un joven adinerado y pijo que solo buscaba divertirse con “La Brigada de la vida y la muerte”, y al final se convierte en un pillo encantador que no se casa con ella por los pelos. Si me preguntáis cual fue mi favorito, tengo que decir que Logan, pero sobre todo porque Rory, a esas alturas, ya era mucho más madura y se me hacía más difícil pensar en ella como la niña que era cuando estaba con Dean o Jess. Sin embargo, el momento romántico que mejor recuerdo fue justo cuando Jess se entera de que Rory y Dean han roto porque se puso celoso de él, mientras bailaban en la maratón de danza, y Jess le dice: “¿Habéis roto? Ahora vuelvo. Tengo que hacer una cosa”, para acto seguido, volver a la fiesta para romper con la chica con la que salía en ese momento, y poder así estar con Rory finalmente. Lo cierto es que con Lorelai siempre ha estado algo más claro, porque Luke siempre ha estado ahí. Hubo cierta duda en la última temporada cuando se casó con Christopher, el padre de Rory, pero desde el primer momento se vio claro que él no era “él”. A Max Medina ni lo nombro porque era evidente que no acabaría con él.
La música, por supuesto, merece un espacio aparte. Si bien el “Where you lead” del opening lo tengo metido en la sien y casi que lo he aborrecido, me maravillan las voces femeninas a guitarra que se arrancan en cada episodio con el típico “la, la, la”, sin una letra definida pero que se ha convertido en santo y seña de esta serie. Por supuesto, como ya he dicho antes, el trovador del pueblo me parece un personaje genial, y especialmente para el recuerdo quedará aquel capítulo en el que se enfrentaba con un nuevo músico que llegaba de fuera para robarle su sitio en Stars Hollow. De hecho, recomiendo leer esta entrada mientras suena cualquiera de esas canciones. Seguro que lo disfrutáis mucho más.
Para ir terminando, porque tengo la sensación de que me estoy enrollando un poco, me gustaría destacar a las dos protagonistas y excelentes actrices: Lorelai y Rory. Si

Al principio he dicho que probablemente GG no era un 10 en nada, pero pensándolo mejor, si que hay algo en lo que es un 10: en el recuerdo que ha dejado para siempre en mi corazón.